Palabras en torno al 12 de octubre de 2009
por Alberto Aveleyra
El 12 de octubre de 1492 llegaba Cristóbal Colón a tierras americanas y con esto daba inicio una nueva fase de la historia humana. A este acontecimiento la mayoría de nosotros lo conoce como el Descubrimiento de América, sin embargo, vale la pena reflexionar un poco sobre el asunto y escuchar lo que algunos hombres tienen que decir de él.
Estas hermosas tierras que hoy llamamos América, han tenido otros nombres, nombres que florecen con las civilizaciones y culturas que las han ocupado por miles de años: Anahuac, Tahuantinsuyo, Isla Tortuga, son algunas de las denominaciones que los pueblos originarios dieron a las tierras que hoy llamamos América.
Todos los seres humanos tienen como ancestros comunes a los homínidos que se desarrollaron en África, los mismos que después, en sucesivas migraciones, habitaron todo el planeta. Parece ser que el ser humano llegó a tierras americanas a través de lo que hoy es el estrecho de Bering, esto ocurrió hace alrededor de 20000 años. Esos hombres y mujeres fueron los verdaderos descubridores del continente. Ellos fueron los que lo habitaron por primera vez, ellos son los que forjaron su visión del mundo, su cultura, sus mitologías y rituales, su gastronomía, a partir de los elementos que les brindaron los ricos ecosistemas que conforman América.
De seis lugares donde el ser humano desarrolló la civilización por primera vez en la Tierra, dos están en tierras americanas: los Andes y la región que hoy es México. Aquí en América se domesticó el maíz, la papa, el frijol, la calabaza, el aguacate, se talló el jade, se esculpió la piedra y se construyeron ciudades y hermosos templos, miles de años antes que Colón emprendiera su travesía.
Hay muchos que están en desacuerdo de celebrar el 12 de octubre como el día de la raza. Para muchos, en 1492 comenzó el saqueo a los pueblos originarios. Con la llegada de Colón inició la conquista, la guerra, la destrucción de las antiguas culturas, la muerte de millones de indígenas, la esclavitud, la violación, la imposición de una civilización, la occidental, la negación de otra, la nativa.
El Encuentro de Dos Mundos, como también se ha llamado al acontecimiento fue tristemente sangriento, no existía la tolerancia a la diversidad cultural y en ese encuentro hubo unos que perdieron y hubo otros que ganaron. Estos últimos iniciaron un proceso de colonización que a dado forma a nuestro actual sistema mundo, donde Europa, Estados Unidos y Japón, el 20% de la población mundial concentra el 80% de la riqueza planetaria.
Para muchos, en 1492 inició el saqueo que continua hasta nuestros días, pero también inició un nuevo proceso cultural y civilizatorio. Fue José Vasconcelos como Secretario de Educación Pública quien estableció en México la conmemoración del 12 de octubre, y la imagino como un día dedicado a los pueblos iberoamericanos que encarnaban su idea de la raza cósmica.
Para Vasconcelos existía una diferencia radical en los procesos de colonización de los españoles y el de los anglosajones del norte. Estos últimos no se mezclaron, los españoles se mezclaron con los diversos pueblos indígenas desde el principio. Vasconcelos concebía el mestizaje cultural como una de las claves y fortalezas de los pueblos latinoamericanos. Estas tierras estaban destinadas a ser el crisol donde las razas existentes, al mezclarse, darían a luz una nueva: la raza cósmica.
Esta raza cósmica sería el conjunto de pueblos latinoamericanos que en determinado momento se convertiría en punta de lanza del desarrollo civilizatorio del mundo. Se enviarían ejércitos a todas las partes del planeta, pero ejércitos de educadores, la cultura sería el arma con la que Latinoamérica conquistaría el mundo. Hoy estamos lejos de ver cumplidos los sueños de Vasconcelos, él mismo que pensando en esto, acuñó el lema de la Universidad Nacional de este país: Por mi Raza hablará el Espíritu.
Pensadores como Guillermo Bonfil Batalla en su México Profundo o Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina dibujan los procesos históricos iniciados con los viajes de Colón como procesos donde una civilización a tratado sistemáticamente de desaparecer a otra, sin embargo, también desde Colón, hemos presenciado siglos de resistencia indígena ante el embate ignorante que no se da cuenta que el potencial de nuestras tierras se encuentra en nuestra grande y rica diversidad cultural.
Diego Rivera, creador guanajuatense, también pensaba que seriamos siempre pseudo-independientes sino lográbamos una independencia cultural, y eso sólo sería posible retornando a los clásicos de estas tierras: los olmecas, los mayas, los zapotecas, los incas, los mapuche, los mexicas.
Esta tierra es forjadora de grandes hombres y mujeres, creadores de grandes obras y sorprendentes formas de pensar y experimentar el universo, para muestra un botón, escuchen las palabras de los antiguos mayas sobre el origen del universo:
“Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.”
Amaneció y los dioses crearon al ser humano de granos de maíz, el mismo maíz que comemos nosotros todos los días, en la tortilla, el atole, el tamal, la enchilada, el chilaquil, los esquites… continuamos, conscientes o no de ello, los linajes de los hombres y mujeres de maíz que iniciaron con el origen del mundo.
América no fue descubierta por Colón, Edmundo O Gorman, historiador mexicano nos dice que aquello que llamamos Descubrimiento de América fue en realidad la invención de América en la mente de los europeos. Es decir, el encuentro de los europeos con los pueblos y las tierras americanas nos llevó a un nuevo nivel de comprensión sobre lo que somos como seres humanos.
El doloroso encuentro inicial, dio lugar a múltiples naciones llenas de música y color. Dentro de este hermoso concierto de naciones latinoamericanas sigue existiendo una deuda con los pueblos originarios, con los pueblos indígenas, que hasta hoy son el grupo de la población con peores condiciones de desarrollo humano. Mucho tenemos que aprender hoy de ellos que han sabido vivir respetando a la naturaleza, necesitamos de ellos para cuidar a la Madre Tierra, necesitamos de ellos para vernos en un espejo, necesitamos de ellos para crear un mundo donde quepamos todos.
El día de hoy, aquí y ahora, 12 de octubre de 2010, es momento de hacer un alto en el camino y darnos cuenta de que absolutamente todo está interconectado, yo soy tu y tú eres yo, es una frase con la que se saludan los mayas, frase que contiene una profunda sabiduría sobre el hombre y su relación con el cosmos. Los pueblos originarios de América guardan en sus corazones una sabiduría ancestral que muestra formas diferentes de convivencia y reciprocidad, formas distintas de conexión con la naturaleza, de sincronización con los ritmos vitales de los cielos, de reflexión sobre lo que somos y lo que seremos.
En medio de una crisis económica, política, ecológica, cultural y espiritual es indispensable aprender a escuchar al otro, a los otros, es indispensable aprender a dialogar otra vez, para que así podamos dar por terminado el aprendizaje de ese encuentro entre dos mundos que tuvo lugar hace mas de 500 años. Para que así podamos re-encontrarnos cada uno consigo mismo y de esa forma, despertemos a la realidad del presente contribuyendo a enriquecer y fortalecer a nuestros congéneres, contribuyendo a crear una nueva forma de ser humanos.
América siempre ha sido, es y será un territorio de caminantes, desde aquellos hombres primitivos que cruzaron el estrecho de Bering hasta el día de hoy con los miles de migrantes, nuestros padres, hermanos, hijos y amigos, que en busca de un futuro mejor que nuestra sociedad parece no poder ofrecer migran al norte. Somos caminantes del tiempo, somos exploradores de las posibilidades de ser humano, ojalá que pronto, como algún día ocurrió en México logremos encontrar nuestro lugar dentro del concierto de civilizaciones, ojalá que pronto nos creamos quienes somos y el potencial que tenemos, ojalá que nos decidamos de una vez por todas a ser un gran pueblo, una gran civilización, una gran cultura: México! despierta, América despierta!