La Piedra del Sol o Calendario Azteca es una imagen simbólica sumamente compleja, a lo largo de 12 años invertí una buena parte de mi tiempo diario en contemplar y meditar sobre la imagen del monumento. Cuando contemplamos la imagen, nos encontramos ante el Señor del Tiempo, Xiuhtecuhtli.
Al igual que los mandalas tibetanos, la Piedra del Sol es un instrumento para focalizar nuestra atención y nuestra conciencia. Es un gran espejo que nos muestra tanto lo que está afuera, el universo, como lo que está adentro, nuestra propia psique. El rostro central del monumento, nos mira y nos habla y si decidimos meditar sobre la imagen, ésta comienza a “enseñarnos”.
Hace 3 años que terminé la ardua labor de investigación antropológica sobre el tema, hoy he decidido compartir con ustedes parte de esa experiencia de meditación, es un breve ensayo que acabo de escribir sobre el rostro central del Señor del Tiempo, una aproximación al mandala, su lógica interna, y propongo un par de ejercicios sencillos que al que quiera aprender del Señor del Tiempo, seguro le servirán.
9 días antes del Solsticio, vale la pena meditar sobre este gran espejo creado por los antiguos mexicanos, espejo que revela el corazón luminoso que yace en el fondo de cada uno de nosotros. La Piedra del Sol muestra el camino del Guerrero, de los águilas y jaguares, el camino de todo aquel que decida y aspire a sincronizarse con el ritmo vital de la existencia:La Piedra del Sol, Mandala del Señor del Tiempo, en el año 2012