BICENTENARIO Y SERPIENTES EMPLUMADAS 12 por Alberto Aveleyra
La comida mexicana patrimonio mundial.
La comida mexicana, después de varios intentos, entra a la lista de Patrimonio Mundial inmaterial. Toda gran civilización goza de una gastronomía singular, decía uno de mis maestros de etnología y México no es la excepción. Tal vez sea la comida el elemento más poderoso de supervivencia en el presente de las civilizaciones y culturas mesoamericanas.
Comer tortilla, frijol, calabaza, chile y tomate nos hace formar parte de una larga cadena de generaciones que han compartido estos elementos como base de su identidad. El sistema culinario va desde la siembra hasta la mesa y en cada una de sus fases aparecen usos y costumbres que dan forma a los múltiples platillos. La gastronomía mesoamericana se ha enriquecido en los últimos quinientos años con múltiples aportaciones de España, Europa y el mundo en general.
La comida mexicana es intensa, picante, de extraños aspectos y compuesta de múltiples colores. Los sabores del maíz predominan, al igual que sus muy diversos formatos, desde unas quesadillas de flor de calabaza, unas enchiladas, unas gorditas, unas tostadas y unos chilaquiles hasta unos esquites asados con chile o una deliciosa sopa de tortilla.
Por eso el maíz es parte fundamental de la iconografía y simbología sagrada de las antiguas civilizaciones. En San Miguel, grupos otomíes guardan todavía la tradición de hacer tortillas rituales.
El Dios del Maíz sigue presente y el día de hoy tenemos que protegerlo más que nunca ante los embates de las trasnacionales que quieren imponer el oscuro horizonte del maíz transgénico. Si realmente vale de algo la inscripción en la lista de Patrimonio Intangible de la Humanidad, será como herramienta para proteger nuestra tierra y nuestras milpas de esos jinetes apocalípticos que quieren terminar con la más antigua tradición cultural de nuestra tierra: comer tortilla.